Las damas primero

La inteligencia de las personas radica en el cerebro, no en sus genitales.


Luego de escuchar una misógina conversación de machos, me sentí obligado a escribir al respecto.

Es inconcebible que todavía haya individuos que consideran a las mujeres inferiores a los hombres. No se dan cuenta que ellas son nada menos que la otra media humanidad, y que ésta esta dividida en mujeres y hombres, no en inferiores y superiores.

Nótese que invertí la costumbre de mencionar siempre a los hombres primero, y aunque en este caso, el orden de los factores no altera nada, el que históricamente en todo, en lo social, en lo político y hasta en lo religioso, los hombres siempre estén primero debiera alterar a las mujeres.

Ni siquiera ese gracioso gesto de cortesía masculina que cuando se topa con una mujer en el umbral de una puerta dice "las damas primero", significa que en realidad éstas tengan prioridad. Si lo analizan bien, verán que cederle el paso a una mujer es en sí una demostración de quien manda.

Si una mujer quisiera demostrar no sólo igualdad sino superioridad, al toparse con un macho en una puerta, lo mejor que podría decirle es "pase usted", "los hombres primero", porque la hegemonía la tiene no el que pasa primero, sino quien controla el paso. Es como en el Gobierno: el que manda no es el que está en la silla, sino el que lo puso ahí.

Yo me opongo a esa ley de "equidad de género" que en candidaturas y puestos de gobierno obliga a que el 50 por ciento de candidatos propietarios y suplentes sean hombres y el otro 50 por ciento mujeres. Y me opongo no porque considere a las mujeres menos capaces que los hombres, sino porque creo que debemos elegir a nuestros gobernantes por su experiencia y capacidades intelectuales, es decir, por lo que tienen entre las sienes y no por lo que tienen entre las piernas.

Por supuesto que hay actividades que para realizarse adecuadamente requieren de determinada fuerza física, que por lo general es superior en un hombre, pero en el terreno de las ideas (o de la responsabilidad, de la honestidad, de la precisión, etcétera) la fortaleza física es irrelevante. Las ideas en sí no pesan. Más bien a muchos hombres les pesa ver una mujer intelectualmente superior a ellos, y a algunos les pesa tanto que contrarrestan el peso intelectual femenino con el peso de sus puños.

Históricamente las mujeres han sido consideradas siempre inferiores a los hombres. Vaya, hasta las religiones que supuestamente se ocupan más del espíritu que del cuerpo niegan a la mujer posiciones igualitarias. Afortunadamente, esto ha ido cambiando, a pesar de muchos machos que todavía las consideran subordinadas y las valoran en la medida de su sumisión y obediencia.

Sin embargo la cultura y educación general, particularmente en un país machista como lo es México, sigue considerando a las mujeres débiles e inferiores a los hombres en todos sentidos.

Nos inculcan conceptos e ideas como que los hombres no lloran; no hay que gastar tanto en educar a las niñas porque luego se casan; las herencias son para los hombres, no para las mujeres; ser hombre significa ser valiente y ser mujer significa ser cobarde; existen términos como el de la hombría, pero no de la "mujería", lo cual se ha contrarrestado con expresiones coloquiales como la de "tener muchos ovarios"; etcétera.

No es posible, ni práctico, evitar por completo el lenguaje sexista, como sería eliminar el uso del masculino como genérico y terminar hablando como lo hacía el ex Presidente Fox en su intento por parecer incluyente y considerado con las mujeres, al referirse en lugar de sólo a "los mexicanos" -y que como genérico incluye a todos y todas- a "las y los mexicanos", mientras que por otro lado las llamaba "lavadoras de dos patas". Ese camino nos llevaría al extremo de dar por buenos términos como "tortugo" o "futbolisto".

Lo importante no son los convencionalismos del lenguaje, que para facilitar el habla nos dicen que el término hombre designa a la especie de los mamíferos racionales y se refiere por igual a los individuos de sexo masculino y femenino. Lo verdaderamente importante es el trato, respeto y consideraciones igualitarias que en la práctica se tengan para las mujeres, y como sociedad, inculcar a nuestros hijos (genérico) que llorar es un sentimiento neutro, que la valentía es una demostración de actitud y no de fuerza, y que la inteligencia de las personas radica en el cerebro, no en sus genitales.

"¡Dios es hombre! Si fuera mujer, el cielo sería rosa".  Teólogo anónimo