Kermeses
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Una nota que leí hace unos días, decía que un grupo de personas decidió organizar una kermés con el objeto de recaudar fondos para cierta obra de beneficencia. La  palabra “kermés” me remontó a otras épocas de Guadalajara, en la que la vida era mucho mas sencilla y fácil de entender. “Usted se divierte y un niño desayuna” era el lema de la famosa kermés del Agua Azul en la que año tras año, distintas organizaciones y “colonias” de residentes extranjeros en Guadalajara colaborábamos juntos en un gran evento en el que toda la sociedad tapatía participaba.

Independientemente de los beneficios económicos que se obtenían, lo valioso de esa kermés era el ambiente de camaradería y solidaridad que se respiraba, y la lección de altruismo que recibíamos todos los que en ella participábamos. A mi me tocaba servir platos de la comida tradicional judía en el puesto de la Colonia Israelita.

Ayudar de alguna manera en esa kermés era parte de nuestra educación y formación, era nuestra obligación, y ser niño o adolescente no nos eximía de esa responsabilidad que año tras año teníamos.

Lo que en ese entonces nos unía a todos los tapatíos no era una manifestación en contra de algo o de alguien, y aunque sin duda había en esa época muchas cosas mal en el gobierno y en la sociedad, -como siempre las ha habido y las seguirá habiendo-, nos unían mas la solidaridad, la tolerancia y el altruismo, que las inconformidades y las indignaciones.

Hoy es mas fácil organizar una marcha multitudinaria a favor o en contra de cualquiera cosa, que una kermés multitudinaria para ayudar con dinero, por ejemplo, a niños huérfanos, enfermos, mal-nutridos, mal-educados, o mal-tratados. Nadie come ni se cura con  manifestaciones, pancartas y desplegados en los periódicos.

Nos unimos y trabajamos más para expresar divisiones, corajes, odios e indignaciones, que para demostrar, fraternidad, solidaridad, armonía y consensos. Y es que es mas fácil, mas cómodo y sin duda mas barato, sentirse ciudadano responsable y comprometido caminando una hora vestidos de blanco por las calles de la ciudad  que dedicarle tiempo, dinero y esfuerzo a la causa por la cual marchamos. Las intenciones podrán ser las mismas, pero los resultados tangibles y las enseñanzas cívicas son completamente diferentes.

Dar, ayudar y trabajar para los demás, es algo que se asimila desde la infancia.

¿Usted cree que un niño o joven adolescente de hoy pasaría un fin de semana completo ayudando a su mamá y papá en un puesto de una kermés de beneficencia? Eso es de “tetos” dirían los jóvenes “cool” de hoy.

No se si todavía lo hagan, pero en mi época adolescente, casi todas las escuelas de la ciudad organizaban su kermés anual.  Eran  la oportunidad para ver y conocer nuevas amigas, para platicar con ellas y hasta “casarse” con alguna en los puestos instalados ex profeso para pubertos enamorados que como yo, queríamos experimentar mariposas en el estómago colocándole a la niña de nuestros sueños (y ella a nosotros), un anillo de latón que usaríamos todos los días hasta que las manchas verdes del metal amenazaran la pérdida del dedo anular.  Hoy supongo que esa experiencia de amor platónico-orgásmico es una ridiculez que no excita a nadie.

¿Cuál es el sustituto actual de la labor social que significaban las kermeses, particularmente la del Agua Azul?

¿Dónde están las lecciones cívicas colectivas, dónde aprendemos hoy los ciudadanos de todos los orígenes, de todas las religiones y de todos los niveles económicos, a convivir juntos y a no vernos como extraños, con desconfianza y sospechas infundadas?

¿Dónde aprenden hoy, padres e hijos juntos a trabajar y hacer algo por los demás, a ser buenos ciudadanos?

¿Dónde se experimenta hoy el placer de dar en lugar del de recibir?

El altruismo y la solidaridad se aprenden desde niños. Pero el egoísmo es algo que también se aprende a temprana edad.

Los centros comerciales, sustituyeron y desvirtuaron la convivencia de las kermeses, y si en ellos instalaran algún quiosco para “casar” adolescentes, los anillos de latón vendrían acompañados de un preservativo, seguido por supuesto de su correspondiente marcha de protesta.

   “porque nacemos egoístas debemos enseñar altruismo“  Richard Dawkins