Ingreso Básico Universal

 

El precandidato a la Presidencia de México, Ricardo Anaya, presentó una original propuesta de política social que en mi opinión merece ser escuchada y evaluada seriamente:

"Proponemos el Ingreso Básico Universal (IBU). Que todos los ciudadanos reciban una cantidad de dinero mensual por el solo hecho de ser mexicanos".

El IBU no es un sueño guajiro, dijo, y efectivamente no lo es.

Para los que no lo sepan, el Ingreso Básico Universal es una forma de sistema de seguridad social que ha comenzado a ser implementado en países como Suiza, Francia y Finlandia, en el que todos los ciudadanos reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, incluso si no quieren trabajar de forma remunerada.

La medida suena "comunista", dirían algunos, y que mataría la iniciativa personal y el progreso de la sociedad.

Yo la veo como una pensión vitalicia, que en lugar de iniciar en la vejez, inicia en la juventud, lo que catapulta las posibilidades de desarrollo individuales y da libertad para el emprendimiento y la explotación de los talentos e iniciativas de los jóvenes, que la mayoría de las veces se frustran por tener que dedicarse desde edad temprana a resolver, como se pueda, la supervivencia básica, aceptando trabajos mal pagados, por el camino de la economía informal, o como en muchos casos sucede, por medio de actividades ilícitas y hasta criminales.

Los siguientes son algunos de los atributos del IBU: Mejoraría la situación de las personas con un nivel adquisitivo bajo; revaloraría nuestra capacidad de trabajo, pues nadie se vería obligado por la necesidad a aceptar condiciones deplorables, y en consecuencia los trabajos desagradables serían mejor pagados; los trabajadores estarían en mejores condiciones para negociar sus contratos de trabajo; el autoempleo sería menos arriesgado y por lo tanto aumentaría; los sueldos altos de personas que también recibirían el IBU estarían más gravados por impuestos directos y, como resultado, el Estado recuperaría el IBU otorgado a ellos.

En resumen, y así lo expuso Anaya, el Ingreso Básico Universal reduciría la pobreza extrema y la desigualdad, y eliminaría lo que se conoce como trampa de la pobreza, que consiste en que los beneficiarios de los programas sociales saben que si dejan de ser pobres, dejan de recibir los apoyos. Además se eliminarían enormes costos burocráticos, ya que el dinero llegaría directamente a la gente, y al ser universal, se eliminaría por completo el uso político y clientelar de los programas sociales y las posibilidades de desvío.

Otros importantes beneficios del IBU serían que ese ingreso haría que todos los ciudadanos sean en automático sujetos de crédito, estimularía el mercado interno, y combatiría la amenaza al empleo que significan los avances tecnológicos y la creciente "robotización".

Los detractores de el IBU afirman que generaría inflación, que trabajaría mucha menos gente y que dañaría el prestigio social de la educación y el esfuerzo, haciendo que muchas personas perfectamente capaces de ganarse la vida por sus propios medios pasen a ser dependientes del Estado.

Yo difiero de lo anterior. Creo que el tener un ingreso básico garantizado nos hace fuertes, libres y dueños de nosotros mismos, y que quien no quiere hacer nada, siempre encontrará la forma de depender de alguien, inclusive de la caridad (actualmente existen más de 6 mil 500 programas de apoyo social, muchos sin reglas de operación, sin padrones de beneficiarios, muchos duplicados, y detrás de ellos una enorme corrupción).

Preguntémonos: ¿Porqué otras sociedades deben ser las vanguardistas y nosotros siempre los timoratos que por miedo a cambiar seguimos en la miseria y en el mejor de los casos en la mediocridad?

Si queremos mejorar debemos atrevernos a cambiar, a innovar. Y lo digo basado en la definición de locura de Albert Einstein: "Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados distintos".

En lugar de continuar viviendo en la "locura" que significa seguir por el mismo camino cómodo y conservador que conduce sólo al beneficio de una clase política privilegiada, vivamos en la "cordura" cuya definición por antítesis sería: hacer algo distinto para lograr resultados diferentes.

"Mientras mas jóvenes apoyemos, menos viejos mantendremos".

Yo